Desarrollo Urbano Medieval
jueves, 24 de noviembre de 2011
jueves, 10 de noviembre de 2011
La vida urbana y el comercio
Relación entre la producción agrícola y
Desarrollo del comercio:
Se produjo gracias al aumento de la producción agrícola ya que dejaba un excedente que permitió alimentar a una población más grande y con más necesidades, esto impulsó el resurgimiento de las ciudades y el desarrollo agrícola.
Se produjo gracias al aumento de la producción agrícola ya que dejaba un excedente que permitió alimentar a una población más grande y con más necesidades, esto impulsó el resurgimiento de las ciudades y el desarrollo agrícola.
El resurgimiento urbano:
Comenzó a manifestarse con los artesanos y mercaderes que comenzaron a instalarse en las cercanías de los castillos, monasterios, ríos y/o mares, que posteriormente ingresaron a las ciudades buscando libertad y oportunidades de trabajo, esta es la llamada migración cualificada.
La burguesía
Origen y formas de vida
La burguesía nace producto de los primeros centros urbanos denominados Burgos, en donde los habitantes recibían el nombre de burgueses. Estos basaban su poder en el dinero, y poco a poco fueron adquiriendo control de la economía de las regiones en que habitaban, además participaron activamente en el reordenamiento social.
Aspiraciones
Dentro de las aspiraciones de la burguesía, se encontraba la concepción de un mundo ma´s dinámico, por lo que busco sus áreas de participación propias, creando asi distintas organizaciones, como consejos municipales, gremios, sociedades y ligas.
Antagonismo que desarrollará contra la nobleza:
La burguesía desarrollo un antagonismo ante la nobleza porque luchaban por darle una forma a las poderosas monarquías nacionales.
¿Por qué los reyes apoyarían sus demandas?
Se unieron los reyes a las causa burguesas, porque tenían objetivos comunes, y además sentían amenazada sus libertades por las aspiraciones universales del poder imperiadomingo, 6 de noviembre de 2011
La forma urbana medieval
Cualesquiera que fueran sus orígenes, las ciudades medievales tienen contextos sociales, económicos y políticos similares en la mayor parte de los países europeos. Son también parecidas en lo que respecta a la mayoría de los detalles visuales: La misma clase de edificios vernáculos locales cubre tanto la retícula formal de las nuevas ciudades planeadas, como los trazados informales e incontrolados de las no planteadas de la misma época. Las partes que componen la ciudad medieval normalmente son la muralla, con sus torres y puertas, las calles y espacios afines destinados a la circulación, el mercado, alojado a veces en el interior de un edificio y dotado de otros establecimientos comerciales, la iglesia, que, en general se alza en su propio espacio urbano, y la gran masa de edificios de la ciudad y los espacios destinados a jardines privados conexos a aquellos.
LA MURRALLA
Se puede establecer un mínimo de distinción categórica entre las defensas de las ciudades inglesas y las de Europa continental. En Inglaterra desde el punto de vista militar, la importancia de las murallas se redujo enormemente a causa del estado de paz que reinaba en la isla, en consecuencia estas sirvieron principalmente de barreras aduaneras, protegiendo los intereses comerciales de los ciudadanos. Sin embargo, en el resto de Europa, la muralla retuvo su función militar primaria, además de su uso como barrera de portazgo.
LAS CALLES
Todas las ciudades medievales disponían de un espacio, si no de varios, donde se tenía lugar el mercado, en consecuencia, las principales vías públicas que unían el centro con las puertas de la ciudad, aunque con frecuencia eran poco más que estrechos e irregulares callejones en las ciudades de crecimiento orgánico, constituían extensiones lineales del mercado como rutas de comunicación, y la noción de una red de tráfico se hallaba tan ausente como la noción de tráfico rodado permanente. La fachada que se abría a la calle tenia, por lo tanto, un notable valor comercial, especialmente en las inmediaciones de las puertas y del mercado, y su desarrollo en forma continua fue lo normal. Más adelante también se convirtió en un hecho usual el que se formaran estrechos pasajes que, partiendo de las calles, daban acceso a calles menores y permitían el desarrollo de jardines traseros como patios.
Los desplazamientos en las ciudades medievales se efectuaban generalmente a pie y el transporte de mercadería se realizaba mediante animales de carga.
A lo largo de toda la edad media se manifiesta la tendencia de los edificios a invadir cada vez mas las calles (e incluso los puentes) y los espacios públicos abiertos. Los intentos de regularización gradual fueron poco afortunados. Los pisos superiores fueron aumentando sus vuelos sobre las calles hasta el extremo de poder estrechar la mano al vecino de enfrente.
Existe un estero tipo de ciudad medieval con calles estrechas entre edificaciones regulares, donde la situación usual era de superpoblación y desorden, situación pintoresca, pero insalubre, donde el espacio privado al aire libre es limitado, con excepción de los espacios de la iglesia y el mercado, y que la urbanización tenia densidad uniforme en todas partes de la ciudad. La verdad es que la ciudad medieval se hallaba más próxima a una actual aldea o población rural que a una abarrotada aglomeración urbana comercial.
EL MERCADO
La comercialización de productos, la razón de ser de la ciudad medieval, tenía lugar de varios modos fundamentales. Dos tipos son comunes tanto a las ciudades de crecimiento orgánico como a las planeadas; el primero, aquel en que el mercado ocupa una plaza destinada a este único fin, situada normalmente en el centro urbano o en sus inmediaciones; el segundo, en que aquel se sitúa en el ensanchamiento de la calle principal. Para las ciudades de crecimiento orgánico se plantea otro tipo de mercado además de los anteriores: las plazas en la puerta de entrada a la ciudad.
En las poblaciones planeadas cuyo trazado se basa en una estructura de retícula regular, la plaza del mercado es el tipo más frecuente. En este caso su forma regular es la de un hueco en la retícula, rodeado por calles en sus cuatro lados. En la Europa continental era usual que los edificios que rodeaban la plaza tuvieran la misma altura, y estuvieran unidos en planta baja mediante soportales bajo los cuales las calles se prolongaban frecuentemente a lo largo de la plaza. Es característico que la mayoría de las plazas tengan mercados cubiertos, a veces en dos plantas, pero, en cambio, son raros los ejemplos en que la iglesia da frente a la plaza del mercado. La calle del mercado se incorporaba con mucha menos frecuencia en las ciudades planeadas, y nunca en las bastides.
En las poblaciones de crecimiento sin planeamiento, la plaza y la calle del mercado desafían cualquier descripción precisa: no había dos trazados iguales, cada una poseía su propio carácter espacial distinto. En las ciudades que han evolucionado en forma natural a partir de antiguas aldeas, puestos de comercio, etc. La vía pública principal se convierte automáticamente en el emplazamiento del mercado, ya que el tráfico es el elemento vital en el crecimiento de la ciudad. El área inmediata a la parte interna de la puerta de la ciudad, era otro lugar lógico para el desarrollo de actividades comerciales. Este último tipo de mercado, no obstante, raramente llego a ser el más importante en la ciudad.
LA PLAZA DE LA IGLESIA
El espacio situado ante la iglesia, el pavis medieval, no debe confundirse con aquella parte del cementerio contiguo a la iglesia. Era el pavis donde los fieles se reunían antes y después del oficio divino, donde se escuchaban los ocasionales sermones al aire libre, donde venían a pasar las procesiones. Era en ese lugar contiguo a la fachada occidental de la iglesia, donde la gente de fuera d la ciudad dejaba sus caballos, por lo cual pronto se construyeron establos de vario tipos. El pavis obligaba a que las iglesias estuvieran situadas dentro de su propio espacio. Como lindaba frecuentemente con la plaza del mercado, la existencia de un núcleo bipartito es una característica típica de las ciudades medievales, tanto de las planeadas como de las no planeadas.
El despertar de la ciudad durante la edad media
Las necesidades de la defensa contra las amenazas de mundo exterior llevaron al mundo medieval europeo a desarrollar economías de mayor dinámica, mejores líneas de comunicación, rutas comerciales más seguras, centros de abastecimiento alternativos, actividades de producción de elementos militares y civiles, nuevas formas de artesanía, nuevos métodos más eficientes de trabajo, etc. Situaciones que redundaron en una mayor dinámica y complejidad urbanas, en un aumento de la población de las ciudades y de su centralizada respecto del territorio. Cooperó a esta “vivificación” de lo urbano, la evolución de la situación política general, en la que las estructuras de poder de los reinos comenzaban a constituir territorios unitarios claramente definidos por fronteras, encontraron en las ciudades mejores puntos de apoyo que en las poblaciones dispersas.
La cuidad de la alta edad media, sin embargo, no apareció sino hasta el siglo XI y no se desarrollo propiamente sino hasta los siglos XII y XIII. Se generó como contra parte de la sociedad feudal agraria por el desarrollo de grupos específicos de comerciantes y artesanos.
El desenvolvimiento del comercio y la industria tuvo como consecuencia el cambio de la composición de la sociedad medieval, apareció una nueva categoría de persona entre el siervo sometido y el señor feudal: fue el ciudadano o burgués que no solo se dedicaba al comercio o la producción, sino que prestaba organizaba y desarrollaba la serie de servicios que estas actividades demandaban para mejor funcionar, armadores de bancos, alarifes, cuidadores de caballos, albañiles, etc. fueron apareciendo hasta constituir una abigarrada serie de oficios y profesiones estrictamente urbanos que hacen a una ciudad.
Las ciudades comenzaron a atraer cada vez a un número mayor de personas del medio rural, en la medida en que no solo ofrecieron seguridad y trabajo, sino una liberación de la servidumbre del campo.
El desarrollo de la burguesía urbana significó un conflicto con el orden feudal, que, sin embargo, no tuvo una connotación política, consistió simplemente en una búsqueda de un nuevo estado de equilibrio que permitiese las franquicias necesarias, estado se alcanzo rápidamente cuando la aristocracia percibió que los beneficios del nuevo sistema podían ser superiores a los del antiguo.
La ciudad medieval constituyó un área de libertades en medio del mundo rural, siendo percibida como un lugar más democrático y liberal que este. Al mismo tiempo fueron cayendo poco apoco en desuso los derechos señoriales siendo sustituido por tributos pagados por los ciudadanos por el goce de servicios comunitarios, servicios de gobierno y servicios de defensa.
Paralela mente a este fenómeno de desarrollo de libertades urbanas y de constitución de derechos y obligaciones ciudadanas, se fue dando su sanción jurídica por medio del establecimiento de franquicias, fueros, cartas pueblas, etc. Y por la constitución de instrucciones de bien público, capaces de administrar los bienes entendidos como de comunidad, estos constituidos por calles, plazas, murallas, edificios públicos, etc. se había constituido por la suma de cesiones de partes de la propiedad personal que los privados habían venido haciendo, justamente para permitirse el goce de esta propiedad. Este es el origen de los vienes comunes de uso público y los sistemas de contribuciones voluntarias para atender a su mejoramiento y manutención y a las obras comunitarias excepcionales. En la medida que estas contribuciones se sistematizaron, se hicieron regulares y orientaron al bien común futuro la ciudad llegó a alcanzar una personería que le fue propia y permanente, que comenzó a ser percibida como independiente de los ciudadanos de un determinado tiempo y se constituye en un carácter nuevo de lo urbano. Apareció así el concepto de comuna.
El desarrollo de las ciudades y de los derechos de los ciudadanos trajo consigo, además. De una serie de cambios en el concepto de ley que se había tenido durante el régimen feudal. No se trataba ya de un conjunto de obligaciones personales con el señor feudal, sino de una serie de normas generales de común aplicación, más severas y especificas por la necesidad de mantener una disciplina más estricta tanto dentro de la ciudad y un orden dentro de la vida diaria más regular.
Como se ve, se volvía al concepto de ley que había existido durante el imperio romano, pero esta ley lejos de emanar de un poder central o ser impuesta por él a las ciudades, se originaba en el ejercicio de libertades, emanaba de la praxis y tenía por objeto la independencia de acción.
En algunos lugares la urbanización fue fomentada por las aristocracias locales que cobraron por el uso de la tierra bien localizada a los comerciantes, por el uso de caminos bien tenidos a los viajeros y por la seguridad y colocación de su producción a los industriales y artesanos, dando lugar a la constitución de alianzas donde la nobleza llego a ocupar el lugar de una corporación mas en el conjunto social. En otros lugares en cambio, la urbanización fue resistida por los caballeros, dando lugar a las alianzas entre el pueblo y el poder del rey, siempre interesado en evitar un crecimiento peligroso del poder de la nobleza. Estas diferencias dieron lugar a los distintos matices de municipio o concepto de la administración del bien común que se encuentran en Europa.
Las nuevas circunstancias generadas determinaron un resurgimiento activo del comercio, que fue posible por la generación de excedentes agrícolas producto de mejoras introducidas en los cultivos, del crecimiento poblacional determinado por una relativa mayor abundancia y de la introducción de una serie de técnicas y descubrimientos traídos desde oriente, aportados por las cruzadas.
En este cambio cualitativo fueron determinantes los nuevos métodos de labranza, el abono de los campos y el riego agrícola, que permitieron ampliar la superficie arable en todo Europa. Como consecuencia, la población agraria paso rápidamente de un nivel de subsistencia a uno de producción expedientaría por el solo hecho desistir un incentivo comercial, produciéndose un cambio en su base económica, los campesinos dejaron de producir todo lo que necesitaban para producir solo aquello en lo que eran más eficientes, pasando a comprar en la ciudad con el dinero producto de la venta de sus excedentes, los productos artesanales e industriales que ya no confeccionaban. Esto echó a andar la máquina del progreso y produjo, en un fenómeno muy interactivo, el desarrollo de las ciudades y del campo. En un par de siglos la población europea creció hasta niveles que fueron comparables con los del siglo XIX y a pesar del terrible embate de la peste negra sobre la población de las ciudades no perdió su dinámica
La realidad urbana medieval se visualiza mejor en un esquema que muestra en un eje temporal, los momentos que se pueden distinguir en la evolución de la ciudad medieval, en relación con los hechos históricos más importantes.
La cuidad de la alta edad media, sin embargo, no apareció sino hasta el siglo XI y no se desarrollo propiamente sino hasta los siglos XII y XIII. Se generó como contra parte de la sociedad feudal agraria por el desarrollo de grupos específicos de comerciantes y artesanos.
El desenvolvimiento del comercio y la industria tuvo como consecuencia el cambio de la composición de la sociedad medieval, apareció una nueva categoría de persona entre el siervo sometido y el señor feudal: fue el ciudadano o burgués que no solo se dedicaba al comercio o la producción, sino que prestaba organizaba y desarrollaba la serie de servicios que estas actividades demandaban para mejor funcionar, armadores de bancos, alarifes, cuidadores de caballos, albañiles, etc. fueron apareciendo hasta constituir una abigarrada serie de oficios y profesiones estrictamente urbanos que hacen a una ciudad.
Las ciudades comenzaron a atraer cada vez a un número mayor de personas del medio rural, en la medida en que no solo ofrecieron seguridad y trabajo, sino una liberación de la servidumbre del campo.
El desarrollo de la burguesía urbana significó un conflicto con el orden feudal, que, sin embargo, no tuvo una connotación política, consistió simplemente en una búsqueda de un nuevo estado de equilibrio que permitiese las franquicias necesarias, estado se alcanzo rápidamente cuando la aristocracia percibió que los beneficios del nuevo sistema podían ser superiores a los del antiguo.
La ciudad medieval constituyó un área de libertades en medio del mundo rural, siendo percibida como un lugar más democrático y liberal que este. Al mismo tiempo fueron cayendo poco apoco en desuso los derechos señoriales siendo sustituido por tributos pagados por los ciudadanos por el goce de servicios comunitarios, servicios de gobierno y servicios de defensa.
Paralela mente a este fenómeno de desarrollo de libertades urbanas y de constitución de derechos y obligaciones ciudadanas, se fue dando su sanción jurídica por medio del establecimiento de franquicias, fueros, cartas pueblas, etc. Y por la constitución de instrucciones de bien público, capaces de administrar los bienes entendidos como de comunidad, estos constituidos por calles, plazas, murallas, edificios públicos, etc. se había constituido por la suma de cesiones de partes de la propiedad personal que los privados habían venido haciendo, justamente para permitirse el goce de esta propiedad. Este es el origen de los vienes comunes de uso público y los sistemas de contribuciones voluntarias para atender a su mejoramiento y manutención y a las obras comunitarias excepcionales. En la medida que estas contribuciones se sistematizaron, se hicieron regulares y orientaron al bien común futuro la ciudad llegó a alcanzar una personería que le fue propia y permanente, que comenzó a ser percibida como independiente de los ciudadanos de un determinado tiempo y se constituye en un carácter nuevo de lo urbano. Apareció así el concepto de comuna.
El desarrollo de las ciudades y de los derechos de los ciudadanos trajo consigo, además. De una serie de cambios en el concepto de ley que se había tenido durante el régimen feudal. No se trataba ya de un conjunto de obligaciones personales con el señor feudal, sino de una serie de normas generales de común aplicación, más severas y especificas por la necesidad de mantener una disciplina más estricta tanto dentro de la ciudad y un orden dentro de la vida diaria más regular.
Como se ve, se volvía al concepto de ley que había existido durante el imperio romano, pero esta ley lejos de emanar de un poder central o ser impuesta por él a las ciudades, se originaba en el ejercicio de libertades, emanaba de la praxis y tenía por objeto la independencia de acción.
En algunos lugares la urbanización fue fomentada por las aristocracias locales que cobraron por el uso de la tierra bien localizada a los comerciantes, por el uso de caminos bien tenidos a los viajeros y por la seguridad y colocación de su producción a los industriales y artesanos, dando lugar a la constitución de alianzas donde la nobleza llego a ocupar el lugar de una corporación mas en el conjunto social. En otros lugares en cambio, la urbanización fue resistida por los caballeros, dando lugar a las alianzas entre el pueblo y el poder del rey, siempre interesado en evitar un crecimiento peligroso del poder de la nobleza. Estas diferencias dieron lugar a los distintos matices de municipio o concepto de la administración del bien común que se encuentran en Europa.
Las nuevas circunstancias generadas determinaron un resurgimiento activo del comercio, que fue posible por la generación de excedentes agrícolas producto de mejoras introducidas en los cultivos, del crecimiento poblacional determinado por una relativa mayor abundancia y de la introducción de una serie de técnicas y descubrimientos traídos desde oriente, aportados por las cruzadas.
En este cambio cualitativo fueron determinantes los nuevos métodos de labranza, el abono de los campos y el riego agrícola, que permitieron ampliar la superficie arable en todo Europa. Como consecuencia, la población agraria paso rápidamente de un nivel de subsistencia a uno de producción expedientaría por el solo hecho desistir un incentivo comercial, produciéndose un cambio en su base económica, los campesinos dejaron de producir todo lo que necesitaban para producir solo aquello en lo que eran más eficientes, pasando a comprar en la ciudad con el dinero producto de la venta de sus excedentes, los productos artesanales e industriales que ya no confeccionaban. Esto echó a andar la máquina del progreso y produjo, en un fenómeno muy interactivo, el desarrollo de las ciudades y del campo. En un par de siglos la población europea creció hasta niveles que fueron comparables con los del siglo XIX y a pesar del terrible embate de la peste negra sobre la población de las ciudades no perdió su dinámica
La realidad urbana medieval se visualiza mejor en un esquema que muestra en un eje temporal, los momentos que se pueden distinguir en la evolución de la ciudad medieval, en relación con los hechos históricos más importantes.
sábado, 5 de noviembre de 2011
Las Guildas
Las Guildas eran una agrupación de mercaderes o comerciantes; se les asociaba con este nombre durante la Baja Edad Media (Siglos XI al XV). Institucionalmente funcionaban de acuerdo a las mismas características que los gremios de artesanos, es decir, como un conjunto de personas que desarrollan una actividad en común, organizándose al elegir cargos directivos y limitándose así mismos con reglas determinas que los rigen a todos por igual, dándoles de esta manera derechos y libertades, como por ejemplo sólo los miembros de una guilda estaban autorizados para vender sus mercaderías en determinados distritos, de modo que gozaban de un monopolio en esa región. También existía un tribunal de la guilda juzgaba los conflictos entre los miembros y castigaban a comerciantes deshonestos. Además la guilda ayudaba a sus socios en la vejez y mantenía casas para los pobres. Un precedente claro a considerar de la estructura de funcionalidad de las Guildas podrían ser los Collegia romanos, especialmente los Navicularii (clase de comerciantes navales en la Antigua Roma). La Guilda que se elaboró y desarrolló de manera más notable fue la "Hansa" en las ciudades del Báltico y otros puertos del norte de Europa, esta Guilda llego hacer tan poderosa que funcionó casi a la altura de un estado, incluso manteniendo fuerzas armadas. De esta manera los "Merchant Adventurers" de Inglaterra fueron otro ejemplo significativo de Guildas.
viernes, 4 de noviembre de 2011
jueves, 3 de noviembre de 2011
Desarrollo de la Economìa Medieval
La Edad Media, alta y baja, en sus aspectos económicos y sociales, dejó de considerarse una era signada por pocos cambios. Por el contrario, las investigaciones históricas han revelado una gran riqueza de hechos condicionantes de las relaciones sociales y de intercambio, apalancando las. Transformaciones que caracterizarán la emergencia del capitalismo Solapándose con una sociedad arraigada en la costumbre y la tradición, a partir del siglo IX o X el incremento de la población y la expansión del comercio marcarán la pauta para el despliegue de inéditas fuerzas sociales y productivas. Condicionando y siendo condicionadas por estas variables, ocurrirán cambios en las técnicas de producción, de organización de la producción y aparecerán nuevas instituciones. Se modificarán las reglas, normas y costumbres que regían en las relaciones de propiedad, de trabajo y de servicio. Resurgirán hasta hacerse predominantes las transacciones de todo tipo saldadas con moneda. Las diferentes regiones europeas, en diferentes momentos, se alinearán en redes de comercio, siguiendo las ventajas de su posición geográfica y atendiendo a su grado de desarrollo institucional. La producción de alimentos en el medio rural y la producción artesanal de las ciudades se vincularán de manera incipiente a las condiciones de oferta y demanda prevalecientes, estableciéndose una división del trabajo con base en la especialización.
En la época medieval, el sistema económico se basaba en la agricultura, bajo una forma feudal. Realeza, nobleza y clero poseían tierras que los campesinos, que representaban el 80% de la población, se encargaban de cultivar. Entregaban las cosechas para el abastecimiento de la casa del señor -cualquiera que fuere su rango o condición- y la de los campesinos.
Viendo esta pirámide, podemos establecer que la tierra fue el elemento de unión entre unos y otros, entre los poderosos y el pueblo llano. La tierra fue también la base del sistema económico medieval, una tierra cada vez más productiva gracias a la confluencia de una serie de factores que animaron a los productores y que propiciaron el auge en los cultivos: mejor comercialización de los productos y mayor demanda, derivada del aumento de la población y del crecimiento del mercado urbano ya que las ciudades albergan cada vez a más habitantes y de esta manera el comercio fue creciendo y arraigándose cada vez más al modelo capitalista que tenemos hoy ya que al aumentar la población iba en incremento la demanda y la oferta de los productos dando así paso a un vasto y amplio comercio.
Caracterizar la sociedad feudal europea es una tarea difícil porque no se trata de una sociedad uniforme que avanza o retrocede en una sola senda. En un análisis global, describe al Medioevo como un sistema político, un sistema económico, y un sistema de valores, que puede verse como una forma acompasada de estilo de vida.
Este video complementará lo ya escrito:
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